Semana 32


2 Corintios 9.6

(RVR) Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

 

Aquí se subraya la importancia de la generosidad y la actitud con la que se da. Este pasaje, escrito por el apóstol Pablo, establece un principio claro: la medida de lo que invertimos (en términos de recursos, tiempo y amor) afecta directamente el resultado que cosechamos en la vida, tanto en lo material como en lo espiritual.

El propósito del apóstol Pablo al mencionar este principio es motivar a los cristianos de Corinto a contribuir a una colecta para ayudar a los santos en Jerusalén que estaban en necesidad. Pablo enfatiza que no solo deben dar, sino que deben hacerlo con alegría y generosidad. Además, se refiere a la siembra y la cosecha como una metáfora agrícola muy entendida en su tiempo: al igual que el agricultor obtiene más producto si siembra más semillas, en la vida espiritual o ministerial, se obtiene más bendición si se da generosamente.

Este versículo ha sido interpretado de diversas maneras, especialmente dentro de la discusión sobre la Teología de la Prosperidad. Se argumenta que, si bien el principio de "siembra y cosecha" es real, no debería ser utilizado como un mecanismo para presionar a los creyentes hacia el dar con expectativas de retorno inmediato en forma de riqueza material. Más bien, se trata de una invitación a vivir generosamente, lo que repercute también en el crecimiento espiritual y las bendiciones que se reciben.

Además, este concepto puede alentar a los creyentes a cultivar no solo riquezas materiales, sino también relaciones interpersonales enriquecedoras, amor y carácter a través de acciones generosas y altruistas.

La generosidad que va más allá de lo financiero. Es un recordatorio de que nuestra disposición para dar, en todas sus formas, repercute en nuestra propia vida y en la comunidad que nos rodea. Este versículo nos exhorta a ser generosos, no solo con nuestras posesiones, sino también con nuestro tiempo, amor y atención hacia los demás, reflejando así el carácter de Cristo en nuestras acciones y sembrando semillas de esperanza y trascendencia en el corazón de aquellos que nos rodean.

 


  1. El principio de la siembra y la cosecha es proporcional.
  2. Pensar mezquinamente lleva a la miseria. 
  3. La generosidad no se puede medir.
  4. Practicar la generosidad lleva a nuevos niveles de generosidad.