Semana 48


Éxodo 36.5-7

(RVR) y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga. Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba.

 

El relato de Éxodo habla de cómo el pueblo de Israel contribuyó generosamente para la construcción del Tabernáculo. Este acto de generosidad es central en Éxodo 36:5-7, donde se menciona que el pueblo estaba trayendo más de lo necesario, lo que llevó a Moisés a solicitar que no ofrecieran más, ya que había abundancia de materiales suficientes para completar la obra que Jehová había ordenado.

La Ofrenda Voluntaria: Dios había ordenado a los israelitas que trajeran ofrendas voluntarias para la construcción del Tabernáculo, un lugar de adoración donde Él habitaría en medio de Su pueblo (Éxodo 25:1-7). Esta ofrenda no era un impuesto ni un diezmo, sino un acto de generosidad motivado por el amor y el agradecimiento hacia Dios. Se expresa claramente que cada hombre y mujer, que sentía su corazón movido, daba con alegría porque se sentía parte fundamental de la obra de Dios.

La Abundancia de Ofrendas: El pueblo trajo tanto oro, plata, pergaminos, y otros materiales que al final Moisés tuvo que frenar esta generosidad. Se relata que la cantidad era tan grande que resultó necesaria una intervención para evitar que se siguieran trayendo ofrendas, a pesar de que la intención era honrar a Dios.

La Conclusión de la Obra: La abundancia de recursos permitió que se completara todo lo necesario para el servicio del Tabernáculo. Esto evidencia la voluntad y la capacidad del pueblo para contribuir a la causa de Dios cuando son dirigidos por un líder comprometido y bajo la guía divina.

La historia de las ofrendas del pueblo de Israel nos enseña varios principios importantes sobre la generosidad y la mayordomía en la vida cristiana actual:

El dar con un corazón generoso es fundamental en la vida cristiana. Cada contribución debe ser un acto de adoración y agradecimiento, no simplemente un cumplir con un deber.

Dios valora las intenciones detrás de nuestras acciones. No simplemente se trata de la cantidad que se da, sino de la motivación del corazón al hacerlo.

La abundancia es una respuesta a la obediencia. La generosidad del pueblo fue un reflejo de su gratitud y compromiso con Dios, lo que resultó en una provisión más que suficiente para la obra.

Este relato de Éxodo 36:5-7 es un poderoso recordatorio sobre la importancia de contribuir generosamente con un corazón dispuesto a servir a Dios y a Su obra. La disposición y alegría en el dar no solo aseguran que el ministerio avance, sino que también reflejan la relación íntima que uno tiene con Dios como Su mayordomo.

 


  1. El Señor desata la generosidad
  2. No damos por necesidad sino por propósito.
  3. Queremos ser de los que nos tengan que decir paren de dar, hay por demás.
  4. Siempre tuve este pensamiento: quiero ser el que más da, porque entonces seré el que más tiene.