Génesis 4.4-5
(RVR) Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
La historia de Caín y Abel, presente en Génesis 4:1-16, nos ofrece una profunda reflexión sobre la naturaleza de las ofrendas y la justicia de Dios. Abel, el pastor, ofreció a Dios "de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas," lo que fue visto con agrado por Jehová, mientras que la ofrenda de Caín, que consistía en "el fruto de la tierra," no fue aceptada. Esta diferencia de respuestas de Dios a las ofrendas de los hermanos es central en la narrativa y tiene profundas implicaciones teológicas.
Calidad de la Ofrenda: Abel presentó lo mejor y más valioso de su rebaño, lo que es interpretado como un acto de fe y obediencia a las instrucciones de Dios. Por el contrario, se sugiere que Caín pudo haber ofrecido lo que le sobró, mostrando quizás un enfoque menos reverente hacia Dios.
Fe Vs. Esfuerzo Humano: La aceptación de la ofrenda de Abel y la negativa a la de Caín subraya la importancia de la fe. Hebreos 11:4 nos instruye que "por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín," indicando que la actitud del corazón detrás de la ofrenda es crucial.
Reacción de Caín: Caín, al ver que su ofrenda no fue aceptada, se llenó de ira y tristeza. Dios le advierte sobre el pecado a la puerta y la necesidad de poner su acto de adoración en armonía con la justicia de Dios. Esta interacción resalta que la ofrenda no solo se trata de cumplir una norma, sino de honrar la relación con Dios.
El Asesinato: Eventualmente, siendo incapaz de manejar su ira y envidia, Caín asesina a su hermano Abel. Este acto simboliza la culminación de su rechazo a Dios y a la justicia que Él representa. Dios posteriormente le habla a Caín, preguntándole por el paradero de Abel, lo que ilustra el principio de la responsabilidad personal y las consecuencias de sus acciones.
La historia refleja la lucha entre dos caminos: el de ofrecer lo que Dios pide versus el camino de la autojustificación. Caín representa a aquellos que tratan de acercarse a Dios basándose en sus propios méritos y esfuerzos, mientras que Abel es el modelo de fe que confía en la provisión divina para la redención.
En la perspectiva cristiana, Abel se convierte en un tipo de Cristo, estando dispuesto a hacer lo que es correcto a los ojos de Dios, a pesar de las consecuencias. La sangre de Abel, que clama desde la tierra, es vista como una figura anticipada del sacrificio de Cristo que redime y ofrece justicia a la humanidad.
La historia de Caín y Abel no solo es un relato antiguo sobre dos hermanos y sus ofrendas, sino que expone verdades eternas sobre la relación entre la fe, la justicia y la aceptación de Dios. Refuerza la idea de que lo que Dios demanda es una relación basada en la fe, más que en rituales externos o esfuerzos humanos. Esta narrativa invita a una profunda reflexión sobre cómo se acercan los seres humanos a Dios y lo que realmente significa ofrecer una "ofrenda" que Le agrada. Así, se plantea el desafío de reconocer nuestras propias ofrendas y buscar siempre hacer lo que es justo ante los ojos de Dios.
- La ofrenda que agrada a Dios es el corazón, dar lo precioso y lo mejor.
- La comparación, los celos y la envidia no funcionan para bien,en la cultura financiera.
- Hacer las cosas bien y mejorar ayudan al progreso.
- Anota algunas cosas que tienes que mejorar.